domingo, 10 de junio de 2012


CONCIENCIA Y LIBERTAD.

César Platas Brunetti

            SIN CONSCIENCIA NO HAY LIBERTAD. Parece una afirmación demasiado categórica, pero ya es hora de que llamemos a las cosas por su nombre.

            Toda persona que se llame “libre”, desde un punto de vista funcional, ha de cumplir con un requisito básico: ha de ejercer la Libertad. Esto, que parece una perogrullada, no se da tan habitualmente como se podría pensar en las personas autodenominadas “libres”. En principio hemos de distinguir entre dos términos que, de manera sistemática, se confunden: “liberado” y “libre”. En el primer caso nos encontramos con alguien que, teniendo una necesidad, se ha encontrado con un obstáculo del cual se ha podido desembarazar (léase “liberado”) para obtener lo deseado; en el segundo estamos ante una persona que no está amarrada o limitada en modo alguno y opta ante la “nube de posibilidades” por un camino.

            Para liberarnos de un problema debemos tomar conciencia de lo que nos impide avanzar. Sin este mínimo análisis causal, que lleva a una toma de conciencia, lo único que hacemos es recaer en automatismos paralizantes y frustrantes. De esta toma de conciencia surge una solución para nuestro problema y, de esta manera, nos “liberamos” de él.

            Ahora bien, hay gente que se “libera” de algo, pero esto no significa que sea Libre en el sentido más amplio del término. ¡Tener una salida para un problema no es nada!, aunque a muchos les pueda parecer todo. Evidentemente, cuando uno está deprimido encontrar un “rayo de luz en la oscuridad” nos ayuda a reconducir la energía (que, en la depresión, está “vuelta contra nosotros”) hacia un objetivo. Mas una única salida no nos permite el proceso de elección necesario para ejercitar la libertad. En ese “callejón sin salida” de la depresión, cuanto menos, se sale por donde uno ha entrado. Una vez allí, en la entrada, es donde debemos de ser conscientes de las múltiples opciones que nos brinda la vida para ejercitar la libertad. No se trata de culpabilizarnos por estar deprimidos, pero sí de asumir nuestra responsabilidad para poder cambiar de rumbo. Hemos de llevar el timón de nuestro barco, ya que sin responsabilidad no hay libertad.

            Si por falta de conciencia no asumimos nuestra responsabilidad con las elecciones que nos brinda la vida, jamás podremos ejercitar nuestro libre albedrío ante las posibilidades. Y, por tanto, tampoco podremos manifestarnos como los seres libres que somos. Cuando hay Consciencia, hay opciones; y cuando se elige se es Libre.

            Así que, lo dicho: SIN CONSCIENCIA NO HAY LIBERTAD.