martes, 2 de junio de 2009

CREANDO AMBIENTE

César Platas Brunetti

            Como padres, educadores o simplemente como seres humanos, a veces, nos resulta difícil crear el ambiente propicio para que esos “locos bajitos” puedan desarrollarse adecuadamente.

            Hace poco, viajando en autobús, un hombre comenzó a insultar, de viva voz, a su compañera de asiento. Una niña, que viajaba detrás de mí, se asustó ante tal griterío y comenzó a llorar sin que su madre pudiera hacer nada para calmarla. Finalmente los pasajeros le pedimos al hombre que dejara de gritar y al hacerlo la niña se calmó.

            Situaciones como ésta ocurren a menudo en nuestro entorno y no somos conscientes de que pueden afectar a los niños que están presentes (la mayoría de las veces, cegados por el apasionamiento, ni siquiera somos conscientes de su presencia).

            Claro está que evitar situaciones desagradables no es, ni mucho menos, crear un ambiente propicio. El niño/a necesita un entorno vital afectivo, cálido y seguro donde pueda manifestar sus inquietudes con total tranquilidad.

            Es difícil dar aquello que no se tiene. Si de algo adolece la vida agitada de nuestros días es de calidez y seguridad. Los continuos avances y cambios nos someten a una presión constante en un medio altamente competitivo; donde “estar al día” es una necesidad que nos insume cada vez mayor tiempo y esfuerzo. Justamente tiempo y esfuerzo es lo que nos demandan los niños/as para crear ese entorno tan necesario para ellos.

            Es un error comprobado, por parte de los padres, dejar en manos del colegio la educación de sus hijos/as. Pero los padres se debaten entre “estar al día” para atender las necesidades materiales de la familia y las necesidades propias de la infancia. Así como los educadores entre “estar al día” con los planes de estudio, su vida personal, etc. y las necesidades del niño/a que tienen a su cargo.

            Encontrar la armonía entre estos aspectos tan necesarios es el desafío de nuestro tiempo y también de nuestro futuro (representado por los niños/as). No hay soluciones mágicas, pero asumir esta realidad que nos toca vivir y aplicar nuestra voluntad para mejorar lo que esté en nuestra mano, es un buen comienzo

            Cuando miramos a los ojos a un niño o a una niña vemos muchas cosas; quizás, después de esforzarnos por lograr este cambio, veamos también un poco de nuestro futuro.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario